Qué es la Asertividad?
Los estilos de comunicación:
Ser o no ser asertivo, this is the question.
A veces se define la asertividad como “ser amable con los demás”, o “saber decir que no”
No es exactamente esto, es algo más…
Definición de asertividad y estilos de comunicación:
¿Qué es la Asertividad?
La asertividad concepto muy ligado a la inteligencia emocional y referido a la comunicación con los demás: ser asertivo es comunicarse de forma efectiva, decir lo que queremos transmitir de forma firme, a la vez que respetuosa y empática con los demás y con uno mismo.
Es la habilidad de comunicarnos de manera efectiva.
Decir lo que deseamos, sentimos, opinamos, respetando al otro.
Enfadarnos “bien”, manteniendo el respeto.
También se refiere a la forma de reaccionar ante los conflictos o discusiones y el saber manejarse de forma efectiva en la comunicación con los demás.
Los estilos de comunicación están relacionados con nuestra forma de afrontar los conflictos y la gestión de nuestras emociones.
Es más fácil entender este concepto de asertividad si lo contraponemos a estilos de comunicación No-Asertivos: como el estilo pasivo, el estilo agresivo y el pasivo-agresivo.
1. El estilo Pasivo:
El estilo pasivo es como cuando nos sentimos “chiquitos” frenta a alguien o en alguna situación.
Podemos ser empáticos con los demás pero con temor al conflicto o a la crítica por parte de otros: lo que nos lleva a la evitación y el no defender los propios derechos frente a los demás. (Poner los intereses de otros por encima de los propios)
Por ejemplo:
Mi amigo me pide la bicicleta prestada, y yo se la dejo a pesar de que la necesito esa tarde porque me cuesta decirle que no y quiero quedar bien con él.
- – ¿Me puedes prestar la bici hoy?
- – Sí claro, ven a buscarla cuando quieras.
(en realidad pensaba ir a clase de Karate en la bici, pero iré andando por no decirle que no a mi amigo… y sintiéndome mal porque en realidad no me gusta prestar la bici..)
Cuando estamos “pasivos” nos cuesta hablar en las conversaciones, sobre todo decir lo que pensamos u opinamos, muchas veces hay miedo a “quedar mal” o a lo que piense el otro, podemos entrar en bloqueo en situaciones sociales o de conflicto, no saber cómo decir que “no”, y tener dificultad para expresar lo que molesta.
Cuando reaccionamos de manera pasiva lo hacemos para evitar el conflicto, no queremos “discutir”, ser rechazados, o que haya problemas. Se suele preferir el no decir las cosas para “no molestar” a los demás y “sacrificarse” a uno mismo con tal de evitar líos.
Al poner por delante los intereses y opiniones de los demás frente a las de uno mismo nos infravaloramos.
Imagino que a mucho nos ha pasado esto alguna vez, y genera bastante descontento con nosotros mismos. Después nos sentimos mal o nos comemos la cabeza.
Normalmente hay mucha “comedura de tarro” mental y no se exterioriza nada: esto genera una pérdida total de la espontaneidad y favorece los bloqueos (el sentirse “paralizado”)
Esta actitud pasiva nos suele ansiedad y frustración, sensación de que no es valorado y nadie le comprende.
2. El estilo Agresivo:
El estilo agresivo, por el contrario está relacionado con una sensación de rabia, a veces perdemos la perspectiva y vemos sólo lo que nos duele a nosotros sin tener en cuenta la intención del otro o lo que siente.
Es decir, de forma opuesta al pasivo nos ponemos a nosotros mismos primero.
El estilo agresivo es una reacción cuando nos sentimos amenazados y puede llevarnos a ver las discusiones como una competición en la que hay que “ganar” o “machacar a otro”.
Pero cuando actuamos de manera agresiva podemos hacer daño a los demás, y no solucionamos nada.
Por ejemplo:
- – ¿Me puedes prestar la bici hoy?
- – ¡¡¡Ni de coña!!! ¿¿Tu que te crees?? Que soy el “bicing” yo?? (gritando)
(aclaración: “Bicing” son las bicicletas del ayuntamiento en Barcelona)
Cuando sale el mounstruo agresivo no buscamos un acuerdo, ni una solución o que el diálogo productivo: sino que su finalidad al discutir es tener la razón y/o machacar al otro)
Muchas veces las respuestas agresivas son como hablar “sin filtro”: decimos lo que sentimos o pensamos: pero normalmente no lo hacemos con mucho tacto, sin importarnos si la manera de decir las cosas puede herir al otro. Algunas personas confunden esto con ser “muy sinceros”… Pero es un error: ¡¡se puede ser sincero sin ser borde!!
El estilo agresivo se caracteriza por estar a la defensiva ante todo lo que se nos dice, puede que nos sintamos siempre atacados aunque la intención del otro no sea para nada atacar, nos volvemos rígidos, inflexibles, perdemos la perspectiva, y a veces perdemos el control de manera impulsiva y la “mala leche” se generaliza a muchas situaciones.
Muchas veces el estilo agresivo y desafiante es un escudo que utilizamos para que no nos hagan daño. También puede ser una respuesta aprendida a raíz de un daño emocional mal gestionado y que ha generado desconfianza y resentimiento hacia los demás. El estilo agresivo también genera ansiedad, sensación de incomprensión y frustración.
3. El estilo Pasivo-Agresivo:
Otro estilo No-Asertivo sería la mezcla de estos dos últimos: El estilo “pasivo-agresivo”.
Este estilo se caracteriza por la no exteriorización de lo que se piensa y resentimiento interior.
Solemos evitar el conflicto directo y manifestamos la agresividad de forma más sutil o indirecta: recurrir a sarcasmos, indirectas, o comentarios irónicos sin llegar a abordar directamente el tema o “como quien no quiere la cosa”.
También se puede manifestar desidia o desinterés encubierto, o “boicotear” de forma encubierta, como si fuera sin intención, por ejemplo: llegar muy tarde a una reunión a la que no se quiere ir, preparar un café con leche a un compañero de trabajo al que sabe de antemano que lo toma siempre sin leche, equivocarse en algo “a propósito”.. etc.
Ejemplo:
- – ¿me puedes prestar la bici hoy?
- – Si claro, ven a buscarla cuando quieras.
- – Cuando el amigo viene a buscarla no respondo al timbre y hago ver como que no estoy en casa.
La persona con estilo pasivo-agresivo es un buen “actor”, suele mantener la calma, no demostrar sus emociones, y fingir sorprenderse cuando los demás cansados de su hostilidad indirecta les recriminan molestos.
De hecho, parece estar buscando que los demás pierdan su calma y cuando consigue “chincharlos” después les recrimina: “¿Pero por qué te molestas?”, “No sabes aguantar un chiste”, “no era con mala intención, eres un intolerante” etc.
4. El estilo Asertivo:
Por último estaría el estilo de comunicación ideal: el estilo Asertivo.
En el estilo asertivo las personas defienden sus propios derechos respetando a los demás, son empáticos y también defienden sus intereses.
La finalidad del diálogo es llegar a un acuerdo, no les interesa “ganar”, y afrontan los conflictos buscando una solución.
Ejemplo:
- – ¿Me puedes prestar la bici hoy?
- – Oh! me sabe mal, pero pensaba usarla para ir a clase de Karate… además, la verdad es que no suelo prestarla. Si necesitas una bici te puedo dejar mi tarjeta del “bicing”, no la uso mucho.
Este estilo de comunicación se caracteriza por mostrar seguridad en si mismos y respeto hacia los demás.
Las personas con estilo asertivo son cordiales, respetuosos, saben dialogar y defender sus posturas argumentando, aclaran equívocos, no entran en descalificaciones o provocaciones desarmando con argumentos a las personas que les ataque (o poniendo límites si hay faltas de respeto)
Manifiestan su postura de forma firme, razonada y justificada, respetando la opinión de los demás.
Ser asertivo es una habilidad que fomenta la seguridad en uno mismo, la empatía y el respeto a los demás y ayuda a la buena gestión de las emociones.
Por último: Ojo con las “etiquetas”:
Como con todas las categorizaciones, los estilos que acabamos de comentar nos ayudan a entendernos, pero evidentemente estas categorías no son rígidas y son descripciones generales:
La mayoría de las personas, aunque puedan tener un estilo predominante, no utiliza solamente uno de estos estilos de comunicación: a veces somos asertivos, en determinados contextos, con determinadas personas o en algunos momentos de nuestra vida pasivos o agresivos, etc.
Difícilmente encontraremos a una persona que siempre y en todas las situaciones sea 100% asertiva.
Pero la idea es intentar siempre acercarnos al ideal asertivo y trabajar para mejorar nuestras técnicas de comunicación, sobre todo si detectamos que en determinados contextos o con determinadas personas nos cuesta.
También podemos mejorar nuestras técnicas de comunicación para hacer frente a situaciones en las que otras personas no son asertivas con nosotros y no entrar en el juego.
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